“—¿Te gustó, James? —preguntó, sonriente, el Viejo Saltamontes Verde.
—¡Oh, me encantó! —respondió James—. ¡Fue maravilloso! ¡Era como si
tuvieras un verdadero violín entre las manos!
—¡Un verdadero violín! —exclamó el Viejo Saltamontes Verde—. ¡Cielos, me
gusta eso! ¡Mi querido niño, yo soy un verdadero violín! ¡Es una parte de mi
cuerpo!
—Pero, ¿tocan todos los saltamontes el violín, igual que tú? —le preguntó
James.
—No —le contestó—. Ni mucho menos. Para tu información te diré que yo soy
un saltamontes cuernicorto. Tengo dos antenas cortas en la cabeza, ¿las ves? Son
bastante cortas, ¿no es cierto? Por eso me llaman cuernicorto. Y los
cuernicortos somos los únicos que interpretamos a la manera del violín,
utilizando un arco. Mis parientes cuernilargos, los que tienen un par de largas
y curvadas antenas en la cabeza, producen su música frotándose, una contra otra,
las alas superiores. No son violinistas, son frotadores de alas. Y su sonido es
de muy inferior calidad. A mi modo de ver, su sonido se parece más al de un
banjo que al de un violín.
—¡Es fascinante! —exclamó James—. Nunca se me había ocurrido pararme a
pensar en cómo se las arreglaban los saltamontes para producir su sonido”
James y el melocotón gigante
Rald DAHL
Soy Marcos de 5°. Este libre me ha encantado. Me lo lobate genial leyendolo. 10\10
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