¿Quién no conoce a los personajes de Caperucita Roja, Blancanieves o Cenicienta? Sin duda, el legado de los cuentos de los Grimm es importantísimo para la civilización europea y occidental.
CAPERUCITA ROJA:
(de Mae Tébar)
(de Gabriel Cortina)
(de Andrés Sánchez )
BLANCANIEVES:
(de Disney)
(de Benjamin Lacombe)
(de Carl Offterdinger )
CENICIENTA:
(de Myriam Cameros Sierra)
(de Disney)
(de Carl Offterdinger )
El 20 de diciembre de 1812 apareció la primera edición de los cuentos recopilados por los hermanos Jacob y Wilhelm Grimm, un libro destinado a convertirse en uno de los más conocidos del mundo.
Desde entonces los cuentos de los hermanos Grimm, como se les conoce, han sido traducidos a 170 idiomas y desde 2005 la primera edición, que se encuentra en Kassel (centro de Alemania), forma parte del Patrimonio Cultural de la Humanidad. “Son nuestro Antiguo Testamento”, declaró recientemente el escritor alemán Martin Walser sobre esta recopilación, que está considerada como uno de los libros más difundidos del mundo y la obra más influyente de la literatura alemana en el exterior, junto con la Biblia de Lutero.
Jacob (1785-1863) y Wilhelm (1786-1859), fueron unos importantes contribuidores al idioma alemán actual, con sus trabajos en el área de la filología y la creación del Diccionario alemán, comenzaron a recopilar y reescribir antiguos cuentos de hadas en 1806. El Romanticismo había otorgado un especial interés a las tradiciones locales y a los elementos fantásticos del folclore, cosa que los cuentos populares reunían.
El mayor de los Grimm, Jacob, vio cumplido su objetivo de salvar del olvido cuentos de la tradición oral y dejó de lado la obra. Pero Wilhelm supo ver el potencial del libro para el público infantil y dedicó los años siguientes a revestir los textos del estilo romántico que los inmortalizó.
Buen ejemplo de esa transformación es el cuento de Caperucita Roja: la versión de los Grimm elimina los pasajes más violentos y añade el final feliz más difundido hoy.
El enorme impacto en la cultura universal de las historias y leyendas populares recopiladas por los hermanos Grimm fue reconocido por la UNESCO cuando incluyó los Cuentos de niños y del hogar en su Registro de la Memoria del Mundo, al lado de, por ejemplo, la Novena Sinfonía de Beethoven, la Declaración de los derechos del Hombre y del Ciudadano o la primera inscripción islámica conocida.
Alemania aprovechará este aniversario para recordar las diferentes facetas de estos hermanos (por sus contribuciones a la gramática, el léxico y los estudios de la cultura popular) durante 2013, el “año Grimm”.
La primera recopilación de Cuentos de los Grimm apareció en 1812, de modo que este año conmemoramos su bicentenario. Desde entonces esos relatos han circulado profusamente, ocupando (por delante de los de Perrault y los de Andersen) un lugar de privilegio en la formación del imaginario infantil y, por extensión, en el de los adultos.
Si quieren releer (o contarles a sus hijos) esas narraciones sin censuras, Taschen acaba de publicar Los cuentos de los hermanos Grimm, una estupenda edición, bien traducida e ilustrada, de 27 de las más conocidas.
Su ascendiente es perceptible en multitud de creaciones artísticas, cinematográficas, musicales y, desde luego, literarias.
Fue Bruno Bettelheim, en su todavía imprescindible Psicoanálisis de los cuentos de hadas (1976) el que sentó las bases para la reconsideración de esos cuentos tradicionales que todo el mundo ha leído o escuchado alguna vez. Ahora ya sabemos que los niños aprenden en ellos a discernir entre distintos registros (realidad / ficción) y que los elementos simbólicos y emotivos de los cuentos constituyen herramientas imprescindibles para su crecimiento afectivo y su paulatino descubrimiento del mundo. Lo cierto es que sin ellos seríamos emocionalmente más pobres. Y aún menos sabios.
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